NÁQAR
Sergio Briceño González
JARDÍN PARA UNOS VERSOS
Son obvios
los poetas
La vida
a sí se escribe
Estás enamorable
De un olor
y una sonrisa limpios
en tu edad podría
quedarme
en tu edad frágil
y combada
cuando estás enamorable
Mariana no creía en Dios
sino en los dioses
Decía que hay un dios para el árbol
y otro para el agua
Afirmaba que a la planta otro dios la rige
y uno distinto a la piedra
Cortaba lirios
para llevar en el regazo
Su falda amplia
la falda de Mariana
Y su paganismo atroz
Los dioses arrojan
pequeños objetos de papel
desde la rama del sauce
Otros brincan
en un cáliz
otros más se hunden
y desaparecen en el fango
tratan de llamar la atención
y una docena de ellos
sostienen un letrero en lo alto
que no alcanzo a ver qué dice
Soy el hijo de una cortesana
y las brujas me buscan
Quieren tener conmigo descendencia
y merodean a oscuras en mi lecho
Quieren abrirme la garganta
Quieren depositar en mi cabeza
una legión de hormigas
sajar mi mano izquierda
para que no recuerde lo que vi
No caben ya en mi boca
los largos colmillos
Sangro por los labios
Alzo el hocico hacia la Luna
que lejana sonríe y me da su bendición
Pero el cielo no soy
aunque el cielo refleje
lo que ahora yo siento
Es gris y alto
y deja caer sobre la tierra
una brisa de plata
Hay nubes
y un color de plomo
que me recuerda a mí
a mi interior
El cielo pesa cuando
llueve
como el pesar que es
llanto si algo sufro
De nada está hecho
el cielo y todos dicen
que en él desean estar
Es aire solo
y un poco de agua
y demasiado humo
No se puede respirar
Por eso nadie vive allá
y el cielo es un invento
donde nada está vivo
Mi verso en el laberinto
de tu oído como un toro
Mi pala de músicas antiguas
cavando en tu cabeza
Donde haya en ti una puerta
ábrela y goza de mis voces
Vendrás conmigo hasta la cima
para mostrarte la ciudad
si acompañas la cadencia de mi estrofa
con tu cuerpo desnudo
Ahora reina Pan
en mi jardín
Se tiende sobre el césped
y medita
rascándose los cuernos
y la barba
Medita
y ve a las muchachas
cuando pasan de prisa rumbo a clases
Un viaje al exterior
pensé en hacer
Perforaba cartílagos
y huesos
brumas profundas
disipaba
La carne se oponía
con cercos y barrancas
Muy despacio salí
Primero el ojo
piernas y brazos
y demás entonces
ya brotaron
Dejando un cascarón
Un cuerpo
¿Más vestigios de guerra
exigen los gendarmes?
¿Más vestigios que este
brazo sin tronco y esta piel
sin su carne?
¿Más vestigios que el muñón
como tallo molido?
Mi hijo -que es mi padre-
tiene una novia
La halaga con nomeolvides
y la toma de la mano
Mi hijo me dice que la besa
Diariamente la besa
él dice
Y sufre cuando no la ve
Tuve un escudo también
con batallas grabadas
También tuve una mujer
y tampoco la tuve
Tenía doradas sandalias
y una melena negra
Siempre está aquí ella
Siempre que es presente
como en este momento
Llorase si en un momento
sintiera que un árbol soy
Tallado con gubia un corazón
en mí -me dolería
Pero hay árboles míos
que tú no ves
y crecen hacia dentro
Y a veces lo que el árbol
siente yo lo siento
Sin poder moverme o protestar
Desbrozaba un prado
y al hacerlo escuché los redobles
de cada planta al salir
Oía un golpe de tambor
al arrancar la raíz
Un golpe contraído
Y en tanto yo eso hacía
sentí que en otra parte
una mujer sufría
Su amante penetrándola
escuchaba el golpe de tambor
que yo escuchaba
Hoy sólo la Luna veo
y es sólo a ella a quien veo
como llamándola alguien
La Luna rechaza las comparaciones
Se cubre de nubes
y me hace verla más allá
de solo verla
Es la Luna solamente
¿qué más hay que decir?
La cópula es misterio
como lo es la roca y sus aristas
Nadie puede cifrarla
aunque se ejerza
Y por lo mismo
quien observa amatistas
y piensa en el lecho y la mujer
también encontrará cerrado
el pensamiento
Y únicamente placer hallará
en contemplar la piedra
y en hacer el amor
Al querer compresas
como al que sangra le puse
Todo él se coaguló
se coaguló el querer
Y aquella sangre de ayer
en costra se me quedó
La misma sangre que mana
de una herida que no vi
Hacer lugar aquí
para todo lo que vemos
Un espacio crearle
a la materia que tocas
Engendrar en algún sitio
plantas piedras animales
Pasarlos por el tamiz
del corazón
y ver qué forma tienen
Si hablan o un secreto nos dicen
como llamarnos hermanos
Es difícil hablar de los demás
habiendo una amatista por descubrir
Sus horizontes pequeños
y la color ¿de dónde vienen?
Es mi hermana la amatista
Se bambolea en mi pecho
y te mira
Sonríele si quieres
a mi hermosa amatista
Río soy bajo el hielo
Por encima silencio
salvo las vibraciones
de las piedras del fondo
Te llevaré en el corazón
cuando haya muerto
Y verás lo que hay
cuando falta la vida
Tras el rojo cristal
de mi tibio corazón
contemplarás la tumba
mas no te alcanzará
la boca del gusano
Y cuando sientas miedo
ponte a tocar los muros
de mi pecho
E inventa un latido
Tres
La eternidad
No tengas prisa
cuando haya una mujer
Siente cómo en tu garganta
se atora su mirada
Habla quedo cuando
con ella hables
Inhala su perfume
y observa la manera
en que mueve sus labios
si algo dice
Hay un acento en su lengua
que te recuerda el mar
En lo que su vestido
no alcanzó a cubrir
imagina tu mano
Muerda sus pechos tu vista
Tiene otra carne su carne
Algo que a ti perteneció
así es que en ella piérdete
y sin dejarla hablar
mantenla en su silencio más lascivo
A tu amada tocas
pues es materia pura
Y te tardas en ella
por quererla beber
Intangible más tarde
llegará
hasta tu sueño
y será otra mujer
intocada y febril
por tu nombre llamándose
No olvides que Amor
es agudo y sediento
Por lo que vivas de más
ocúpate de ella
en tu neta desdicha
y en tu exacto goce
Gritos de dríades
atadas a los troncos
Cortado a tajo el cantil
y yo en la cima
¿qué soy junto a la piedra antigua?
Sólo el miedo
es tan grande
como esto
Un miedo altísimo
Un miedo Natural
Tan perfecto es Amor
que ni a sí mismo
se tolera
Por eso cuando amas
un odio se interpone
Y has de vivir a veces
entre el amor y el odio
Juntos y confundidos
en una mezcla simple
Uno es el impulso
Otro la rueda
Vivo de la sombra
Me extiendo
como cáncer
Soy más raíz
que floración
Agrupadas en racimo
conversan
Hacen bromas nimias
y gozan burlándose del otro
De aquél galán ridículo
y del cosmético en la cara del marica
Son una sola
aunque tres veces desgajan el aire
y lo cabalgan
Se enderezaría
si las viera
un jorobado
Espesa dulzura
y un cítrico tanino
bajo la falda
Allá en tu cava íntima
Materia interna
y enemiga
Materia del poema
donde sólo hay abismo
y un vacío que murmura
Vino un poeta a mí
con satánicos ojos
y una barba de siglos
Había estado en cuatrocientas ciudades
y habló durante horas
frente a la hoguera viva
En ese viaje
no agotó la esperanza
de encontrarla
Y cansado y maltrecho
y con brasas bajo la lengua muerta
mencionó su nombre
Murió entre las pavesas
sin terminar de hablarme
de su pelo
La mujer del duende
vive junto a los hongos
y se alimenta de raíces y cortezas
No tiene más de un metro
de estatura
Lleva en las orejas oro
y rubíes en el índice
y un coral en el cuello
Ama con marionetas
o con topos
Es objeto de juegos
en los dormitorios del ejército
Conoce el idioma de las víboras
Y es capaz de ascender
hasta la copa del roble
para orinar desde allá
sobre tu rostro
Prefieren de los hombres el cerebro
Otras desean el hígado
y lo arrancan de golpe
como a la flor de su tallo
Cómo perforan sus ojos
sus lamentos
sus risas de guadaña
Me acosan
Me atraviesan
No sé porqué estoy destrozado
y vivo
Cavernarias adúlteras
Ménades
La demencia es su perfume
y tiene facultad para atraer
No sabe qué es el tiempo
Nadie podría mirarla
cuando va desnuda
Es el olvido y la premonición
Al llegar todo guarda silencio
Elabora sueños
que no te corresponden
y te obliga a vivirlos
Quiere hacer con tu carne un arpón
Por lava intenta sustituir tu sangre
Ahora mismo está escribiendo
con mi mano
Y me pide que diga
que está loca
Que le gustan tus vísceras
y habrá de devorarlas
si en la ingle sientes
un trepidar de muelas
ELEMENTOS DE CAZA
Es mi intención
adueñarme de mi amada
Procuro halagarla
con racimos de uva
y muchísimas rosas
La tomo de las manos
y cubro su cara con mis besos
Pero nada basta
Ella se siente sola
y me lo ha dicho
¿Cómo poderla acompañar?
Con desmesura
me aprovecho de mi amada
Con delirio la toco
y pongo mis labios en su piel
Ella está junto a mí
y junto a ella un vaso de vino
Deseo tenerla siempre
y acompañarla
con vino y con poemas
Dormir a su lado
y poderla mirar
todo el tiempo
Ahora no he pensado
en que puedo tener más de ella
si me esfuerzo
Con vivir a su lado
me conformo
Con vivir a su lado
Como quien habita una casa
Lo mismo que el demonio
o lo estrella con sueño
Semejante al silencio
Como un bostezo en la charla
es mi amada
¿Quién es con quien vivo?
Parte una manzana
con ira o con lujuria
Las rosas no pueden conquistarla
ni fundar en su boca
un reino de murallas de sangre
Así es ella
Un dios
que de tanto querer
no merecemos
La edad es portentosa
y se acumula en sus venas
como fiebre nocturna
Me hace morir
este ser pequeñito
al que abrazo
y con quien duermo
y escucho respirar
Aunque no sepa que el aire
ya está roto
y entra en sus pulmones
como una lenta asfixia
Que nada le pasara
podría ser mi deseo
Fundirlo nuevamente a mí
¿Por qué me diste un hijo?
¿Por qué si con haber sufrido yo
era bastante ya?
Yo aceptaría
que mis versos abandonaran
la leche de la página
Que se fueran solos y muy lejos
Que me negaran al amanecer
Eso me gustaría
pues nada hay
entre mis versos y yo
Al llegar la tarde
uno de ellos
me besaría la mejilla
Y yo les lavaría
los pies -a mis versos
No me importa
que sean ellos mejores
y no yo
He depositado
en tu cuerpo
mi palabra
Crecerá en él
como una flor
de cardo
Si me recuerdas
punzará en tu entraña
HIERA EL AMOR
Las rosas mueren pronto
se transforman
Caen despacio por pétalos
o espasmos
Y en cada rostro incierto
una memoria.
La misma imagen limpia
de tu cara
y el mismo aroma puro
del olvido.
¿Quién toca desangrándose
las manos?
Es este vil pulmón
que no traiciona,
recuerda, se retuerce,
es sólo un grito.
Y vuelve a su morada
ya en silencio,
poniendo en cada lágrima
un suspiro
y en cada gris batir
tu nombre a solas.
El mar lo sabe bien:
estamos juntos.
Un oro de milenios
se evapora
Sobre tu piel desnuda.
Cambia la brisa en ti.
Viene una gran tiniebla
hasta tus ojos
para poderme ver
o reflejarme.
No cede la hinchazón
bajo mi cuello.
No muere lo que arde
es lenta su agonía
pero es tan dulce verse moribundo
por flecha tan profunda
por daga tan hermosa.
Arena y luz y cielo y gran espacio
como esperando un tibio vendaval
Aunque esperando cerca, ya tocando,
ya la aorta abrasada, ya en cenizas.
Buscan en tu sonrisa su amplitud
Se instalan en tu espalda
Corren como hormiguero por tus muslos
y yo no sé si el verso o las pasiones
son las que van en torno ya ocupándote.
Por Dios, alguien que sople.
Un cubo de agua, un trozo de cristal
contra la vena o el bicho aún enroscado
de una cuerda
para ponerla en alto y suspenderme.
Por ti con tantas ganas devorado
que marcas, cardenales, bubas rojas
señalan mi estatura
Pues fuera más copiosa la idea de recordarte
y no de respirar.
El brazo de una hiedra entra en la casa.
Las siete de la tarde. Una luz nueva
desciende por las tejas, se derrama.
Ni demasiado intensa ni tan débil.
Robusta sí, empeñada en saludarme.
La noche circular de bronce denso
te nombre y lo difunde.
Una flor en botón tiembla de pronto,
Velluda y apretada, ardiente al sol.
La luz se hace más gruesa, adquiere pechos.
Toma por cabellera un resplandor,
que estalla en tus talones: eres tú.
Entraras a mi vida con delicia
y abriera con mi lengua tu ternura
y con la misma lengua repasara
lo que tienes de piel o plata firme.
Comenzaré a dudar de tu existencia.
No es cierto que es verdad lo que yo he visto,
con flores estampadas al vestido
y flor en cada párpado entreabierto.
Besarte es morir pronto, dulcemente,
pues no voy caminando: crepitando.
Mi mano está más tibia que hace noches.
De ahí surge tu espalda y tu cabello.
Amor como una lanza florecida.
Amor enfermo y simple y venenoso.
Si hubiese algún jardín adentro mío,
geranios lo ocupasen infinitos.
Tu amor me ha cocinado sin remedio.
Tu amor me ha puesto a hervir
a cada instante.
No acabaré jamás de contemplarte,
princesa de las dudas y los nervios,
señora del desastre y de las llamas.
Tus labios inferiores en mis labios
producen la saliva de este canto.