domingo, 2 de septiembre de 2012

EN EL AÑO DE HIDALGO



AÑO DE HIDALGO


Artemio no dejó
en caja ni para la luz

Luisa fue parca en su mandato: solo
robó lo indispensable para el lifting
y el pago de contado
de su Cherokee azul

Dora
en cambio
compró
doscientas pantaletas
cien pares de zapatos
y noventa sostenes

fue diputada lo mismo que Alma Alicia


Pedro
exalcalde
compró terrenos
lo más al norte posible
de la ciudad que gobernó

Pepe fue secretario
de Salud
ochenta y siete días
con catorce horas
y dieciséis minutos:
lo sorprendieron metiéndole
una parte del cuerpo
a su asistente personal.

Su antecesor en el cargo
compró una casa
y la manzana
donde se encuentra
esa casa

Mientras iba de compras a Laredo
aumentaban los pacientes
con dengue o hepatitis

Es el año de Hidalgo
dicen

Y se llevan a casa
los traseros
las tetas

Todo el menaje
de sus salas de juntas

y el mueble
más preciado en la oficina:
el taconeo mecanográfico
la besocopiadora
y la máquina del sex
que envía por teléfono
el oficio en que consta
el porcentaje de jadeos
y el tiempo que tardaba
el paladar en completar
su ordeña

Es el año de Hidalgo
insisten

Y el paso a desnivel estrena grietas

El camellón del barrio
tiene un árbol perdido en la maleza
y el agua que bebieron
nuestros hijos autistas
llevaba pesticida organofosforado.

La sangre que viaja
en estas venas
es débil
como sangre de mosco

Es el año de Hidalgo

Y empiezan a hormiguear
las manos
del secretario en funciones
del edil en el cargo
del tribuno roncando en la curul

¿Alguien dejará algo?

¿Unas monedas para comprar penicilina?


Sólo dejaron
un desarmador
una llanta ponchada
el sillón principal con un resorte fuera

Y el sueño de los otros

Más débil cada vez

Más frágil

Más indefenso
ante el 
Año de Hidalgo.

DEL TEQUILA Y LAS MULATAS



ALUCINACIÓN


Se llama Dolores
la morena
del pantalón acampanado
que entra al bar

Largo el cabello
rizadas las pestañas

con la boca roja
pinta
el caballito
de tequila

Lo beberá de Hidalgo
y en sus tobillos
sonará la campana
de mezclilla

Para después lanzar un guaco
de ebriedad
o de lujuria

Un grito de contento
al tomarse de golpe
el ruidoso licor
 
Y allende su cintura
el galopar
de unas bragas
encendidas de blanco
olorosas a crin

Acampanada mulata
que bebe hasta las heces
cada copa de agave

Y a cada Hidalgo
que le piden
sonriendo
los amigos
del bar
suena una campana
silenciosamente dulce
entre sus piernas negras.

INSURGENCIA



APOSTILLAS A JORGE


No importa
Jorge
que tú seas el autor

Tampoco me molesta
que hayas elegido
la portada de mi libro
de Español
para inmortalizarla

Yo la amaba
desde antes de saber
de su existencia

Sabía
incluso
su nombre de pila

Y como dice
la nota en La Jornada

tú la pintaste así:

ojos profundos, cabello azabache, piel morena, bien formada, un tanto corpulenta, segura de sí misma, majestuosa.






Sus amigos le decíamos
desde hace cien años
Vicky de cariño

Vivía en la calle Hidalgo
cerca del jardín
en el centro de Tlaxco

Pero era para ti
Jorge

De todas formas
la besábamos
mientras el profesor
daba la espalda al grupo
y escribía con tiza
la página a estudiar
en el libro de Historia

Siempre junto a mí

Junto a la axila

Junto al pecho

Junto al pequeño corazón







No

Ella no mide
120 de ancho
ni 160 centímetros
de largo

No fue pintada
en el sesenta y dos

Tampoco es verdad
que se han impreso
523 millones de copias
de tu imagen

Victoria

(y ahora
te llamo
por tu nombre
porque ya
somos mayores)

“no hay ni datos en el registro civil ni en los libros de bautizo, no hay familiares”, dice tu nieto Marcel. “Nadie sabe nada de ella en ese lugar”.

¿Existes?

¿Eras de papel o de piel?



¿Cuál era tu forma
para enrojecerme de deseo?

¿Cómo tu voz?
¿de qué tersura?

¿Y tu andar
en las calles del pueblo?

“Pero sí existió”
dice Marcel
aferrado al recuerdo.

“Mi abuelo la conoció a los 16, estaba casada con el guarura de un político”.

Pero él ya la había pintado muchos años antes.

porque
las
facciones
de
Victoria

son idénticas
son idénticas
son idénticas

a las
de las

mujeres

que pintó mucho antes (dixit)

qué latidos
despertaban tus sueños
desde el fondo
de mi libro
de Historia

ella
enarbolando
sujetando
aferrando
la bandera de México

ella
en su veste sagrada
en su ligera vestidumbre
elevando
mi fiebre
endureciendo
mi nacionalidad

Ella no quería ser su modelo, decía que su marido la iba a matar.

Y era tuya
Jorge
porque
al final aceptó, dejó al esposo

y nunca más
Jorge
se volvió a saber de ella

de Victoria



La Patria
de mi libro de texto

de primaria.