lunes, 14 de enero de 2013

ERNESTO LUMBRERAS SOBRE MI LIBRO 'INSURGENCIA'



Sergio Briceño González,
Insurgencia,
Consejo Estatal para las Culturas
y las Artes de Chiapas,
Tuxtla Gutiérrez, 2011.

ERNESTO LUMBRERAS

1
Para un poeta mexicano de nuestros días, la obra de Ramón López Velarde es una realidad inocultable y, a veces, inevitable. Por eso, en sus posibles influjos y revisiones se torna un ejercicio de esgrima espiritual a la hora de compartir tópicos afines: la carnalidad como suplicio y éxtasis, el paisaje provincial detenido en el tiempo, las imágenes duales y antagónicas de la patria, etcétera. En la variante de fantasma cómplice, la influencia del poeta zacatecano ha dado lugar a una serie de ramificaciones —de Pellicer a Paz, de Novo a Lizalde, Pacheco y Zaid—, donde se escenifica el choque de trenes de la poesía y de la historia, es decir, el siniestro de los mitos íntimos con las fantasmagorías de la vida de la colectividad. En esta tradición de combustiones internas y de profanaciones arqueológicas, tan presente en la lírica de la poesía mexicana del siglo XIX, se localiza la tentativa escritural de Insurgencia, la más reciente publicación de Sergio Briceño González (Colima, 1970).

2
En un tono irónico y una postura estética y ética distintas a sus libros anteriores —pienso en Saetas (1997), por ejemplo— su autor escribió un libro de notable singualaridad. La intención irónica de los poemas de Insurgencia posee distintas graduaciones en concordancia con el tratamiento temático; en algunos momentos, el tono es cáustico y mordaz, rebelión crítica frente a la vida y la historia. En otros pasajes, la exigencia se torna un humor sutil que moja los actos más mundanos. A caballo entre la fábula y el epigrama, varios de los poemas de Briceño cuentan una historia al tiempo que nos conducen a una emboscada; en ese fin de partida, sus lectores deberán de claudicar a cualquier principio de inocencia y neutralidad, pues serán llevados a un interrogatorio de conciencia donde los “tal vez” o los “quizás” no son respuestas satisfactorias.

3
La veta principal que recorre de principio a fin este libro es la patria o, para ser precisos, algunas imágenes de la patria: la bandera, el Grito de Dolores con su respectiva campana y estandarte guadalupano, la pintura de Jorge González Camarena que apareció en los libros de texto gratuito de varias generaciones de niños mexicanos, la estrella y la muerte del cura Hidalgo o pasajes de la Conquista, entre otros capítulos de la historia del país. Por supuesto, Sergio Briceño González no se propone glosar ciertos momentos de ese best-seller llamado Historia mínima de México. La tentativa del poeta colimense se localiza en nuestro presente y no, como pareciera, en el pasado; en esa región temporal, los poemas de Insurgencia ponen la llaga en este momento crucial de una nación ensangrentada y en zozobra permanente; libre de cualquier intención pedagógica, la recurrente visitación a la historia patria se resuelve como una inmersión hacia las profundidades de nuestras contradicciones como pueblo y país. De camino a esas noches primigenias construidas con la razón de la pólvora y de la sangre, Sergio Briceño González desciende para hablar de las faldas de las niñas del colegio, de la mulata que entra a un bar, de la corrupta clase política de México, de las adolescentes en una piscina tentadas por el deseo y la rebelión… En esta ruta en espiral, el ayer de la patria grabado en letras de oro confluye con este presente escrito con letras de humo. En la gracia de la fugacidad quevediana, el arte mayor de este libro cumple con creces su cometido de revisión y exorcismo en torno de los mitos y de las actualidades de la patria, incluso, de su refundación misma en las coordenadas del saludo profético anotado en la prosa lopezvelardiana titulada “Novedad de la patria”, abonando nuevos giros y tonos a la tradición del poema cívico.

4
Con este libro su autor se hizo acreedor del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines en el 2011. Estructurado en tres secciones, “Campanario oriental”, “Torre de la voz” e “Instrucciones para sublevarse”, el cuidado para no acercarse a la farsa predecible o la prédica políticamente correcta es reconocible en cada una de las estaciones del libro. El rigor del poeta se observa en cada verso, en cada estrofa y en cada poema por no ceder al afán inmediatista de la denuncia o, peor aún, de un probable catecismo del perfecto insumiso de la realidad nacional; con los acerados instrumentos de la ironía, su única apuesta es el ímpetu indomable de la palabra poética —ejército iluminado y polivalente—, que no reconoce otra bandera que la de la insubordinación ante las verdades absolutas. En ese afán de rebeldía y de resignificación, una de las metáforas más visibles y más audibles de Insurgencia es el grito, exclamación ambigua que lo mismo corona la plenitud del dolor que la del espanto y del éxtasis.

5
Esta reciente entrega de Sergio Briceño González prolonga la discusión y el examen de la patria que propuso País de sombra y fuego (Maná / Selva Negra / Universidad de Guadalajara, 2010), libro convocado por Jorge Esquinca y que reuniría a treinta y tres poetas en activo de la poesía escrita en México. En un paisaje ideal para la visión de gran angular, cada poema de Insurgencia nos confronta, desde un inmemorial pasado, con este ahora bárbaro y cruel donde, a pesar de todo, el árbol de la vida florece y entrega frutos maduros y luminosos. ~

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ERNESTO LUMBRERAS ha publicado los libros de poesía El cielo y Encaminador de almas y la colección de ensayos Del verbo dar. Emboscadas a la poesía. En 1992 ganó el Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes por su libro Espuela para demorar el viaje. En 2008, Editorial Aldus publicó Caballos en praderas magentas. Poesía 1986-1998.

EL POETA BERNARD POZIER ESCRIBE SOBRE MI LIBRO 'TRANCE'





« Transe » et les dieux antiques de Sergio Briceño

Sergio Briceño Gonzalez est né à Colima ou il œuvre à titre d’assistant directeur du journal hebdomadaire Diario de Colima. Il a reçu, en 2001, le prix Salvador Diaz Miron et, en 1996 le prix de poésie Agustin Santacruz. Ses poèmes figurent dans plusieurs revues et anthologies. Son recueil intitulé TRANSE a été traduit par Françoise Roy et publié dans le cadre des coéditions québéco-mexicaines ou méxico-québécoises des Écrits des Forges, cette fois, en collaboration avec le Secrétariat de la culture de l’état de Colima.

Dans ce livre, la poésie de Sergio Briceno Gonzalez nous apparaît d’abord comme celle d’une sorte de Rabelais baroque puisqu’y tournoient plusieurs petits dieux antiques, réels ou fictifs, des centaures, des satyres et autres chimères, mais il s’agit là de divinités très paiennes, le poète nous en avertit : Certains dieux sont pervers et plus loin Ils ont construit leur temple / au beau milieu de ma tête. Alors, ça fouine, ça grogne, ça se pitanche et ça fornique chez ces petits dieux-là ou dans la tête de l’auteur : Et il nous faut faire un effort surhumain / pour être plus humains.

Cet effort, Gonzalez le porte dans son écriture, cherchant, souvent dans des poèmes longs aux vers courts et au style énumératif, à trouver l’au-delà des choses, tentant d’imaginer comment elles étaient ou comment elles pourraient être, car Le miroir ne dit pas la vérité, nous confie-t-il. Dans sa démarche cependant, il constate de diverses façons le mépris dont font l’objet ceux qui tâchent à leur corps défendant de métamorphoser la réalité : On te pointera du doigt (…) Comme on montre un idiot.

Cette poésie oscille entre la formule lapidaire, presque sentencieuse ou proverbiale, du genre le silence fait du bruit et l’image bizarre, ainsi On dirait que la lime et le citron / sont en train de copuler. De cette façon, la
réalité ne demeure jamais telle quelle, mais elle bascule toujours vers autre chose, comme la lune qui devient marbre aérien et vient boire un verre de vin. Alors la poésie est faite de Lignes de vérité / pour y accrocher des sensations / comme le boucher accrochant / son quartier de bœuf.

Gonzalez aime bien décrire le repoussant et le sordide, non pour s’y complaire, mais pour mieux le condamner, que ce soit la malédiction saumâtre, l’éclat d’insanité qui brille dans ses yeux brûlés, l’air dégageant une puanteur d’ovulation et de tropiques ou  le fœtus encore tiède qui habite dans le drain. Ce poète, à n’en point douter, se fait traqueur de l’horreur. On pourrait certes cependant  lui reprocher de voir du repoussant même au cœur et au corps de la femme : Dieu a fait le corps de la femme semblable à un dépôt, La femme appartient à tout le monde, la femme est atroce et, plus loin
Elle fume en puant les règles ou elle frotte son fruit sur tous les coins et sur le mobilier. Son portrait féminin, fort éloigné du féminisme, se contrebalance un peu par son admiration et par son attirance dont sont témoins quelques passages comme l’émotion et le vertige / tiennent en elle / parce que c’est avec ça qu’on l’a façonnée.

Le poète également ne craint pas de se faire pourfendeur des excès des poètes et de la poésie, n’ayant crainte de fustiger les poètes sans contenu qui ne veulent pas écrire ce qu’ils ressentent de peur de faire l’objet de moqueries comme les poètes sans risques après avoir bu une seule gorgée de Poésie / il a fait des ulcères sur la langue / le rimailleur. Bien sûr, en contrepartie, Gonzalez y va de son credo : Pour un coup de hache asséné net sur la raison, que chaque mot provoque des convulsions / un hérissement capillaire enfin pour faire pousser des mandragores dans  les veines du
poète ou bien des arums contre le bleu très haut.

Bernard Pozier  

SEMBLANZA DE SERGIO BRICEÑO GONZÁLEZ





Sergio Briceño González nació en Colima, Colima, México, el 16 de noviembre de 1970. Estudió primaria y secundaria en el Colegio Fray Pedro de Gante y cursó el bachillerato Técnico en Electricidad en el CETis 63 de Ameca, Jalisco. Hizo cuatro semestres de la carrera de Licenciado en Economía y posteriormente terminó la licenciatura en Letras y Periodismo en la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima.

Dirigió el suplemento cultural Ágora, de Diario de Colima, desde 1997, y del año 2000 al 2010 fungió como director Editorial de ese mismo rotativo colimense. Fundó en 1999 la Casa del Poeta, en Colima, además de participar en el 2005 en la redacción de la Ley Estatal de Fomento a la Lectura, primera en su género en todo el país. En esas mismas fechas creó el proyecto Biblioteca Portátil, con 2 mil 500 libros digitalizados en formatos Word y pdf contenidos en un CD, mismos que se regalaron en escuelas e instituciones.

Colaboró en el proyecto de Intercambio Cultural Colima-Québec, en el que numerosos creadores de ambas ciudades mostraron sus trabajos en teatro, danza, literatura y video, desde 2003 a la fecha. En el año 2001 obtuvo el Premio Internacional de Poesía ‘Salvador Díaz Mirón’, con su obra ‘Trance’, que fue traducida al francés y publicada en la editorial Écrits des Forges.

Tradujo del francés la obra ‘La bruma y otros elementos’, de Oskar W. Milosz, que fue publicada en la colección Poemas y Ensayos de la UNAM. En 2011 obtuvo el Premio Internacional de Poesía ‘Jaime Sabines’, por su libro ‘Insurgencia’. Tiene publicado, además de los mencionados, los libros ‘Corazón de agua negra’, ‘Catorce fuerzas’, ‘Ella es Dios’, ‘Saetas’, ‘Náqar’, ‘La hembra humana’ y ‘La de los siete colores’, ésta última sobre la laguna de Bacalar, en Quintana Roo. Preparó asimismo el libro ‘Ala rosa. Muestra de mujeres poetas en Colima’, publicado por el Instituto Colimense de las Mujeres. Dirigió la editorial MonteVenus, donde se publicaron obras de Juan Domingo Argüelles, Efraín Bartolomé, Jorge Vega y Carlos Ramírez, entre otros. Actualmente dirige Ediciones Octubre.

En 2005, la Compañía de Danza de la Universidad de Colima montó un espectáculo basado en su poema ‘La que es todas’. De igual manera, el grupo de danza moderna de la Secretaría de Cultura de Colima llevó a escena algunos poemas de su libro ‘Corazón de agua negra’, bajo la dirección de Refugio López.

Ha publicado en las revistas Blanco Móvil, Trashumancia, La Voz de la Esfinge, Parque Nandino y Tierra Adentro, así como en los suplementos culturales de los periódicos Siglo 21 y La Jornada. Ha traducido poemas de Basil Buntig, e.e. Cummings y Seamus Heaney. Obra suya ha sido incluida en las antologías ‘El manantial latente’, de Hernán Bravo Varela y Ernesto Lumbreras, y en ‘Árbol de variada luz’, de Rogelio Guedea. Tradujo y adaptó recientemente la obra ‘La lección’, de Eugéne Ionesco, misma que fue escenificada en Colima durante julio y agosto de 2010, a cargo del grupo teatral de la Secretaría de Cultura de Colima.

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